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El debate sobre los transgénicos continúa España es, según el ISAAA, el único país de la UE que está sembrando una superficie importante con cultivos biotecnológicos

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El debate sobre los transgénicos continúa

España es, según el ISAAA, el único país de la UE que está sembrando una superficie importante con cultivos biotecnológicos

La polémica que suscitan los organismos modificados genéticamente (OMG) parece no tener fin. Autoridades políticas, organizaciones agrarias, ecologistas y de consumidores mantienen viva la controversia. Prueba de ello son las últimas medidas legislativas aprobadas, y con ellas las disputas entre defensores y detractores. El pasado 22 de marzo, la Comisión Europea se posicionaba a favor de agilizar las aprobaciones de OMG, pese a la oposición de algunos gobiernos, empresas y organizaciones de consumidores.

* Autor: Por MARTA CHAVARRÍAS
* Fecha de publicación: 7 de abril de 2005

La Comisión Europea ha reconocido la intención de seguir autorizando la comercialización en territorio comunitario de OMG pese a reconocer que estos productos suscitan «inquietud» entre los consumidores y las empresas agroalimentarias. La actual CE, liderada por José Manuel Durao Barroso, tiene previsto mantener la misma posición de la anterior Comisión a favor de autorizar los OMG para alimentos y piensos, siempre que cuenten con informes científicos que confirmen que son tan seguros como los convencionales.

Actualmente, la Comisión Europea tiene listas dos propuestas para someter peticiones de autorización de transgénicos al comité técnico, doce peticiones más relativas a productos alimentarios están siendo examinadas por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en sus siglas inglesas) y se espera una decisión en los próximos días. También se han presentado otras 11 notificaciones que están en suspenso. Seis de ellas se dedicarían al cultivo.

El debate público que genera este tipo de organismos demuestra que, para conseguir la aceptación social de la biotecnología aplicada a la agricultura, es necesaria una evaluación rigurosa de su seguridad. A pesar de que son muchos los expertos que afirman que los cultivos modificados genéticamente son tan seguros como los cultivos de alimentos convencionales, algunos detractores, representados por organizaciones agrarias, ecologistas y de consumidores, señalan la posibilidad de que tengan efectos adversos no intencionados.
El desafío de la información

Quince millones de agricultores sembrarán cultivos biotecnológicos en 150 millones de hectáreas de hasta 30 países en el año 2010 El reto consiste en determinar los prerrequisitos para introducir productos de la biotecnología aplicada a la agricultura de forma que encuentren una amplia aceptación en países en los que coexisten puntos de vista muy diversos. Para afrontar este reto, el consorcio de investigación patrocinado por la Comisión Europea ENTRANSFOOD reunió, hace unos años, a representantes de la universidad, organismos de potestad normativa, fabricantes de alimentos, minoristas y grupos de consumidores de toda Europa. Entonces, se determinó que un etiquetado sobre los procesos de fabricación de todos los alimentos que contengan OMG debía ser un requisito fundamental para paliar los temores de los consumidores.

En esta línea se ha perfilado la normativa sobre etiquetado de alimentos que contengan OMG, que entró en vigor en octubre de 2004, y que ha sido valorada como una de las más estrictas del mundo. Las principales disposiciones normativas en vigor para las empresas de alimentación potencialmente utilizadoras de OMG o derivados obligan a informar a los consumidores cuando se comercializa un OMG o un derivado de OMG y la obligación de trazabilidad para todos los eslabones de la cadena. Además, los alimentos modificados genéticamente deben etiquetarse, incluso si no contienen ya trazas de ADN ni de proteína derivada de la modificación genética. Lo mismo ocurre con los piensos modificados genéticamente.

Hace apenas un mes que la CE examinaba el marco legislativo sobre OMG. En el debate, la CE ha confirmado su confianza en el marco regulador existente sobre este tipo de organismos. Tras el dictamen, los responsables comunitarios han concluido que seguirán con la aprobación de autorizaciones pendientes de OMG.

Durante los últimos cuatro años, la UE ha estado preparando un sistema capaz de regular los alimentos modificados genéticamente, la comida y los cultivos. El proceso de autorización de este nuevo sistema pretende asegurar que sólo los OMG seguros para el consumo humano y animal y para el medio ambiente se encuentran en el mercado europeo. Ahora, la Comisión proyecta asumir sus responsabilidades en el establecimiento de etiquetar umbrales y sobre la puesta en práctica de medidas de coexistencia.
Evaluación de los riesgos

Si bien las discusiones teóricas sobre los OMG abarcan una amplia gama de aspectos, los tres temas principales debatidos se centran en la posibilidad de reacción alérgica (alergenicidad), la transferencia de genes y el cruzamiento lejano, lo que los expertos denominan outcrossing.

En España, este último aspecto mantiene una intensa polémica entre los defensores y los detractores de este tipo de cultivos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el desplazamiento de genes de vegetales modificados genéticamente a cultivos convencionales o especies silvestres relacionadas, así como la combinación de cultivos provenientes de semillas convencionales con aquellos desarrollados usando cultivos GM, puede tener un efecto indirecto sobre la inocuidad y la seguridad de los alimentos.

Este riesgo es real, confirma la organización sanitaria internacional, tal y como se demostró cuando aparecieron rastros de un tipo de maíz que sólo fue aprobado para alimentación animal en productos del maíz para consumo humano en Estados Unidos. Muchos países ya han adoptado estrategias para reducir la combinación, incluyendo una clara separación de los campos dentro de los cuales se desarrollan cultivos GM y cultivos convencionales.

En España, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) tenía previsto aprobar una norma que fijaba una distancia de 25 metros entre cultivos tradicionales y transgénicos. A pesar de que la aprobación de esta norma se anunciaba como inminente, fuentes del MAPA han informado su suspensión. Buena parte de los motivos de esta decisión podría haber sido motivada por la reacción de organizaciones ecologistas y de pequeños agricultores, que aseguran que esta distancia no eliminaría el riesgo de contaminaciones. Los responsables de Agricultura aseguran ahora que hacen falta más estudios, por lo que tienen previsto iniciar un proceso de redacción de normas de coexistencia con todos los sectores de la sociedad civil implicados.

Para las organizaciones que se han mostrado contrarias a la distancia propuesta por Agricultura, la tolerancia de presencia de material transgénico en lotes de semillas no transgénicas debe ser el llamado cero técnico (actualmente 0,1%, que corresponde al nivel de detección). Además, el establecimiento de distancias entre campos de OMG y no OMG debería fundamentarse en conseguir preservar los cultivos convencionales y ecológicos totalmente libres de transgénicos.
Percepción social

Dada la dinámica del debate sobre alimentos modificados genéticamente, es probable que la legislación en este ámbito continúe avanzando, como avanza también la investigación. A pesar de todo, estudios recientes demuestran que la percepción que los consumidores tienen frente a los OMG es aún muy confusa, y está, en muchos casos, condicionada por otros factores, como la aparición de crisis alimentarias. Por todo ello, los consumidores han ido cuestionando la validez de las evaluaciones de riesgos.

Según refleja un estudio elaborado por el Instituto de Política Alimentaria de la Rutgers University y la Universidad del Estado de Nueva Jersey, en Estados Unidos, los consumidores estadounidenses tienen poco o ningún conocimiento sobre los alimentos transgénicos que existen en el mercado.

El estudio indica que menos de la mitad de los americanos (48%) saben que los productos con ingredientes transgénicos están ampliamente disponibles en los supermercados y menos de un tercio (31%) son conscientes de que consumen regularmente dichos productos. Un aspecto a resaltar del informe, sobre todo en relación con la polémica existente entre Estados Unidos y la Unión Europea, es que indica que los consumidores opinan que los alimentos transgénicos deberían ser etiquetados como tales.

El punto álgido de la controversia llegó a alcanzarse en mayo de 2004, cuando la CE acabó con la moratoria que afectó durante seis años a la UE y que prohibía autorizar nuevos OMG. Desde entonces, ha sido la CE la que ha autorizado todas las variedades. Durante el año 2004, la CE ha aprobado la comercialización del maíz Bt-11, que se sumó a los 16 OMG permitidos en la UE (autorizados antes de la moratoria). Según el Comité Asesor de Ética de la Fundación Española de Ciencia y Tecnología (FECYT), «la producción de transgénicos es controlable y debe ser valorada positivamente», teniendo siempre en cuenta que necesitan un marco jurídico que los regule.
SUPERFICIE TRANSGÉNICA

Pese a todo el debate público que generan los OMG, la aplicación de técnicas genéticas a la agricultura avanza de forma considerable. Según los últimos datos presentados por el Servicio Internacional para la Adquisición de aplicaciones Agrobiotecnológicas (ISAAA, en sus siglas inglesas) en enero de 2005, la superficie mundial de cultivos biotecnológicos creció un 20% en 2004, lo que indica un aumento de 13,3 millones de hectáreas con respecto al año anterior. En opinión de Clive James, presidente de ISAAA, se ha producido un creciente «apoyo a los cultivos biotecnológicos ya que muchos de los países que participan en la producción de este tipo de cultivos aumentaron considerablemente su superficie sembrada».

El número de «mega-países biotecnológicos» (tal y como los denomina el ISAAA para hacer referencia a los países que cultivan más de 50.000 hectáreas de productos biotecnológicos) aumentó de 10 a 14 en 2004 al unirse Paraguay, México, España y Filipinas. La mayor parte de la superficie de cultivos biotecnológicos en todo el mundo ha pasado de cinco a ocho, y se incluye Estados Unidos (59% del total del mundo), Argentina (20%), Canadá (6%), Brasil (6%), China (5%), Paraguay (2%), India (1%) y Sudáfrica (1%). México, España, Filipinas, Uruguay, Australia y Rumania completan la lista de los «mega-países biotecnológicos».

España ha cultivado 58.000 hectáreas de maíz Bt, un 80% más respecto al año anterior. Es, según el ISAAA, el «único país de la UE que sembró una superficie importante con cultivos biotecnológicos». En opinión de los expertos, «los cultivos biotecnológicos están preparados para entrar en una nueva era de impulso». El ISAAA prevé que a finales de esta década 15 millones de agricultores sembrarán cultivos biotecnológicos en 150 millones de hectáreas de hasta 30 países.

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